Cuarta reflexión
“Dios será todo en
todos” (1Co 15,28)
(Si no lees hasta el final, igual te aburres)
Algo importante debía significar para Jesús el “reino de
Dios” con su matices cuando lo encontramos 122 veces en los evangelios y 90
veces puesto en sus propios labios. Es tema central de su predicación, de sus
parábolas y de sus acciones simbólicas. Bultman nos recuerda que “Jesús, el predicador del reino de Dios, se
convirtió después de la Pascua en Cristo
predicado”. Recordamos que el Nuevo testamento tiene dos ejes centrales: el
reino de Dios y Jesús el Cristo.
“Reino” puede resultarnos un tema un tanto arcaico. De hecho
ya sabemos como hoy los “reinos y las monarquías” no pasan por su mejor
momento. Con frecuencia viene a mi mente
la pregunta de N. Perrin: “¿Cómo podemos
salvar el abismo hermenéutico entre lo que el reino de Dios significaba en la
enseñanza de Jesús y lo que puede significar para nosotros?”.
Para mí una dificultad es que el mismo Jesús nunca definió
con precisión su significado. Estaba muy ligado a áreas geográficas y de cómo
Dios actúa en la historia e incluso los teólogos de la liberación utilizan su
sentido para articular su teología. En este sentido G. Gutiérrez escribe: “tratamos aquí la cuestión clásica de la
relación entre fe y existencia humana, entre fe y realidad social, entre fe y
acción política o, en otras palabras, entre el reino de Dios y la construcción
de este mundo”. Ahí queda esto para
quienes piensan que la Iglesia debería serlo solo de “puertas cerradas”.
¿Y en que consiste?:
Pues… “el reino de
Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”
(Rom 14,17). Por tanto se trata de un reino en el que se establecen relaciones,
un tipo de relaciones con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza misma y
con los demás.

Cuando en el Padrenuestro rezo aquello de “venga a nosotros
tu reino” lo convierto en súplica diciendo que me eduque para servir con
humildad, que me de fuerzas para no oprimir a los débiles sino protegerles, que
no me deje sucumbir a las ambiciones puramente humanas porque ese reino es el
reino que heredan los pobres, los manos, los que sufren, los misericordiosos,
los humildes, los pacíficos, los perseguidos… y “entonces el Rey dirá a los de su derecha: venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt
25,34).
No debemos confundir:

No. No es más progre el defender el derecho a la muerte
frente defender el derecho a la vida. Pelillos a la mar. Lo progre es
posibilitar dignidad a toda vida.

No. No es más progre defender sólo lo “público” demonizando
lo privado (cuando conviene) que intentar contribuir a la vertebración social también
desde alternativas no públicas. Incluso compartiendo el dinero de todos con su
justo seguimiento. Pelillos a la mar. Lo progre es crear condiciones justas y
equilibradas entre todos quienes formamos parte de la sociedad y contribuimos a
su desarrollo y bienestar.
No. No es más progre ser republicano, nacionalista o de
izquierda radical (cuando conviene) que ser… demócrata, monárquico
parlamentario o de derechas. Todos tenemos derecho a ser, a estar, a existir…
y, viendo lo que vemos… ¿no sería mejor dejarnos de tirar los trastos, de
culpabilizar mutuamente al otro… y empezar a sumar?. Pelillos a la mar. Lo
progre es aprender y ejercitar el diálogo y evitar los espectáculos y
performance en nuestros parlamentos.
No. No es más progre ser ateo, agnóstico que creyente.
Pelillos a la mar. Lo progre es SER y ser capaz de respetar y comprender al
otro.
No. No es más progre … ¿amplias tú la lista? ¡Pues sí!

Mi reino de Dios me lleva aceptar al otro, incluso a las “reinonas”,
a quiénes se creen únicos poseedores del bien, la justicia y la verdad. A los
que se quejan de que la Iglesia “impone”, cosa que jamás hace pues más bien
propone, a los que, sumisos, critican la sumisión de otros. Sí, los acepto y me
gustaría caminar con ellos sin prejuicios. ¡Si me dejaran!
En el reino de ESTE mundo tenemos demasiado odio, demasiada
carga negativa acumulada… de memoria tristemente selectiva andamos cargados de
ideas preconcebidas negando la posibilidad de cambio, de mejora… en el otro.
En el reino de ESTE mundo dedicamos mucho tiempo a la
palabrería y muy poco a la palabra, incluso a la palabra dada. Y así nos luce
el pelo.
Opto por el otro reino, el de Dios. Lo hago como Hermano de
La Salle porque he redescubierto que: “La
Vida Consagrada es la opción de amor por Cristo Jesús, Hijo de Dios vivo. El
religioso es el que dice Señor, mi única opción es por ti” (L.M. de Almeida) “Hay personas, comunidades y
obras de vitalidad nueva; en ellas algo nuevo está naciendo; algo se está
revitalizando” (J.M Arnáiz). Es una nueva respuesta de vivir en clave de
reino de Dios y me gusta.
Me siento llamado a esta nueva misión de servicio al
Instituto como Consejero General, sirviendo a todos con sencillez, creatividad,
cercanía y escucha. Me ha gustado releer: “La preocupación de la Vida
Consagrada no tiene que ser la supervivencia, y menos aún la reducción de sus
efectivos, sino mantener alto el nivel de la pasión misionera llevando el Reino
de Dios a donde más falta hace” (José María Arnáiz).
Pues bien. Ignoro cuántos ángeles habrá en el reino,
como ignoro cuantos demonios hay en el otro lugar. Ni me importa. Ignoro si
habrá horarios, muchas reuniones… o que tipo de vestimentas llevaremos si es
que llevamos. Ignoro cuántas lenguas deberemos utilizar para una fácil
comunicación ni si dispondremos de iphone, ipad u otras zarandajas. Ignoro si
nos conectaremos por wifi, por cable o bluetooth… Lo importante es tener
preparado el corazón, bien abiertas las manos para ser hermanos de todos, hijos
de un mismo Padre cuyo regalo más precioso es este precisamente: su REINO.
Y hablando de ángeles, el H. Gustavo (el más
espiritual de los Consejeros me interrogado en el desayuno acerca de su sexo,
su color, su… lógicamente no ha habido respuesta) lo que sí he descubierto es
el nombre completo de nuestro H. Ricky al que se le añade Ángel de la Paz: Ricky
Ángel de la Paz, muy propio de él.
Y para terminar, viene a mi mente una frase de san Juan
Bta. De La Salle: “nada será capaz de quitaros la paz interior, si es verdadera...”
(Med 31,2). Eso es otro fruto importante del “venga a nosotros” hasta que “Dios será todo en
todos” (1Co 15,28)
Pues que venga.
Feliz día. Abrazos sostenidos.
H. Rafa
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