jueves, 3 de septiembre de 2015

"De REINOS y reinonas"


 Cuarta reflexión

                                                                                          “Dios será todo en todos” (1Co 15,28)

(Si no lees hasta el final, igual te aburres)



Algo importante debía significar para Jesús el “reino de Dios” con su matices cuando lo encontramos 122 veces en los evangelios y 90 veces puesto en sus propios labios. Es tema central de su predicación, de sus parábolas y de sus acciones simbólicas. Bultman nos recuerda que “Jesús, el predicador del reino de Dios, se convirtió  después de la Pascua en Cristo predicado”. Recordamos que el Nuevo testamento tiene dos ejes centrales: el reino de Dios y Jesús el Cristo.



“Reino” puede resultarnos un tema un tanto arcaico. De hecho ya sabemos como hoy los “reinos y las monarquías” no pasan por su mejor momento.  Con frecuencia viene a mi mente la pregunta de N. Perrin: “¿Cómo podemos salvar el abismo hermenéutico entre lo que el reino de Dios significaba en la enseñanza de Jesús y lo que puede significar para nosotros?”.

Para mí una dificultad es que el mismo Jesús nunca definió con precisión su significado. Estaba muy ligado a áreas geográficas y de cómo Dios actúa en la historia e incluso los teólogos de la liberación utilizan su sentido para articular su teología. En este sentido G. Gutiérrez escribe: “tratamos aquí la cuestión clásica de la relación entre fe y existencia humana, entre fe y realidad social, entre fe y acción política o, en otras palabras, entre el reino de Dios y la construcción de este mundo”.  Ahí queda esto para quienes piensan que la Iglesia debería serlo solo de “puertas cerradas”.


Pienso que el reino de Dios es un “ya pero todavía no”. Está presente y todavía queda por venir. No, no es contradicción porque el reino “esta dentro de vosotros” afirmaba Jesús (Lc 17,21) y al mismo tiempo nos recordaba que estaba llegando, que estaba “cerca” (Mc 1,14), en palabras de Kelber, “trae la liberación de todo mal y la transformación de la creación entera”. Pero el reino de Dios es un don gratuito de Dios y una tarea para todos los humanos. Y sí, sin duda también tiene un carácter político, no es puramente religioso. Vivir el reino exige claramente la conversión personal, dejar entrar en nuestra vida el mensaje inaudito y dejarse sorprender por su Buena Noticia. Viene ahora a mi mente aquello de “porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida se había perdido y ha sido encontrado” (Lc 15,24.32). Vida nueva labada en el sufrimiento y en la cruz.

¿Y en que consiste?:
Pues… “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14,17). Por tanto se trata de un reino en el que se establecen relaciones, un tipo de relaciones con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza misma y con los demás.

La misión de la Iglesia es servir al reino, y no ocupar su lugar. “Constituye en la tierra el germen y el principio de ese reino” (LG 5) pero no es el reino. Alguno lo confunden y confunden. Lo que sí hace Jesús es ligar a su nueva comunidad y darle una misión explícita: proclamar, testimoniar y comprometerse. Desafiar a la sociedad entera a caminar de acuerdo  con los principios básicos del reino: justicia, paz, fraternidad y derechos humanos. Sabiendo aquello de “mi reino no es de este mundo…” (Jn 18,36) porque no es un reino de honores, de poder, de riquezas, de dignidades… y en eso, tenemos mucho que aprender todavía. ¡Todo llegará! Poco a poco.

Cuando en el Padrenuestro rezo aquello de “venga a nosotros tu reino” lo convierto en súplica diciendo que me eduque para servir con humildad, que me de fuerzas para no oprimir a los débiles sino protegerles, que no me deje sucumbir a las ambiciones puramente humanas porque ese reino es el reino que heredan los pobres, los manos, los que sufren, los misericordiosos, los humildes, los pacíficos, los perseguidos… y “entonces el Rey dirá a los de su derecha: venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt 25,34).

No debemos confundir:

. Hay "reinonas" (dicho en tono cariñoso) que piensan que lo importante es establecer un reino con un sistema único de pensamiento. Lo vemos en Venezuela, lo vemos en Cuba, lo vemos en China… que no soportan “otras doctrinas”, otras maneras de ver, sentir o pensar. A pesar de los evidentes fracasos, véase Grecia, y a pesar de los grandes apoyos de “otras reinonas” que son los gurús de los medios.


· "Reinonas" que catalogan y excluyen pues se sienten legitimadas por “un puñado de votos”. Que hacen de la provocación un medio de crispación continua. Que buscan el revanchismo utilizando cualquier excusa. Que provocan enfrentamiento para coartar e imponer por el miedo. Que vociferan contra todo lo que huela a Iglesia negándole su “derecho” a decir lo que piensa porque creen que el único derecho que existe en nuestra sociedad es el suyo. Que atacan sotanas y rosarios pero los sustituyen con otras prendas y colores, creando otras liturgias (muchas veces insultantes) y generando otros sistemas de “sumisión” y dependencia mucho peores que la “sumisión en la Iglesia”… ¡Vaya si lo son!

No. No es más progre el defender el derecho a la muerte frente defender el derecho a la vida. Pelillos a la mar. Lo progre es posibilitar dignidad a toda vida.

No. No es más progre ponerse rastras u ocupar ilegalmente viviendas de otros ni en nombre de colectivos culturales ni en nombre de… que el intentar vivir en un orden establecido con equidad y equilibrio. Pelillos a la mar. Lo progre es ganarse el pan con el sudor de la frente y pactar apuestas factibles para que no exista paro. Ni vagos.

No. No es más progre defender sólo lo “público” demonizando lo privado (cuando conviene) que intentar contribuir a la vertebración social también desde alternativas no públicas. Incluso compartiendo el dinero de todos con su justo seguimiento. Pelillos a la mar. Lo progre es crear condiciones justas y equilibradas entre todos quienes formamos parte de la sociedad y contribuimos a su desarrollo y bienestar.

No. No es más progre ser republicano, nacionalista o de izquierda radical (cuando conviene) que ser… demócrata, monárquico parlamentario o de derechas. Todos tenemos derecho a ser, a estar, a existir… y, viendo lo que vemos… ¿no sería mejor dejarnos de tirar los trastos, de culpabilizar mutuamente al otro… y empezar a sumar?. Pelillos a la mar. Lo progre es aprender y ejercitar el diálogo y evitar los espectáculos y performance en nuestros parlamentos.

No. No es más progre ser ateo, agnóstico que creyente. Pelillos a la mar. Lo progre es SER y ser capaz de respetar y comprender al otro.

No. No es más progre … ¿amplias tú la lista? ¡Pues sí!

Mi reino de Dios es un reino que me pide misericordia, bondad, acogida, gratuidad, generosidad, sinceridad, coherencia… al menos en la medida de mis posibilidades. Y como sé que estoy lejos de ello, de ahí mi empeño en “convertirme” a lo bueno, a lo justo… ¡Si me dejáis!

Mi reino de Dios me lleva aceptar al otro, incluso a las “reinonas”, a quiénes se creen únicos poseedores del bien, la justicia y la verdad. A los que se quejan de que la Iglesia “impone”, cosa que jamás hace pues más bien propone, a los que, sumisos, critican la sumisión de otros. Sí, los acepto y me gustaría caminar con ellos sin prejuicios. ¡Si me dejaran!

En el reino de ESTE mundo tenemos demasiado odio, demasiada carga negativa acumulada… de memoria tristemente selectiva andamos cargados de ideas preconcebidas negando la posibilidad de cambio, de mejora… en el otro.

En el reino de ESTE mundo dedicamos mucho tiempo a la palabrería y muy poco a la palabra, incluso a la palabra dada. Y así nos luce el pelo.


Opto por el otro reino, el de Dios. Lo hago como Hermano de La Salle porque he redescubierto que: “La Vida Consagrada es la opción de amor por Cristo Jesús, Hijo de Dios vivo. El religioso es el que dice Señor, mi única opción es por ti” (L.M. de Almeida) “Hay personas, comunidades y obras de vitalidad nueva; en ellas algo nuevo está naciendo; algo se está revitalizando” (J.M Arnáiz). Es una nueva respuesta de vivir en clave de reino de Dios y me gusta.

Me siento llamado a esta nueva misión de servicio al Instituto como Consejero General, sirviendo a todos con sencillez, creatividad, cercanía y escucha. Me ha gustado releer: “La preocupación de la Vida Consagrada no tiene que ser la supervivencia, y menos aún la reducción de sus efectivos, sino mantener alto el nivel de la pasión misionera llevando el Reino de Dios a donde más falta hace” (José María Arnáiz).


Pues bien. Ignoro cuántos ángeles habrá en el reino, como ignoro cuantos demonios hay en el otro lugar. Ni me importa. Ignoro si habrá horarios, muchas reuniones… o que tipo de vestimentas llevaremos si es que llevamos. Ignoro cuántas lenguas deberemos utilizar para una fácil comunicación ni si dispondremos de iphone, ipad u otras zarandajas. Ignoro si nos conectaremos por wifi, por cable o bluetooth… Lo importante es tener preparado el corazón, bien abiertas las manos para ser hermanos de todos, hijos de un mismo Padre cuyo regalo más precioso es este precisamente: su REINO.

Y hablando de ángeles, el H. Gustavo (el más espiritual de los Consejeros me interrogado en el desayuno acerca de su sexo, su color, su… lógicamente no ha habido respuesta) lo que sí he descubierto es el nombre completo de nuestro H. Ricky al que se le añade Ángel de la Paz: Ricky Ángel de la Paz, muy propio de él.

Y para terminar, viene a mi mente una frase de san Juan Bta. De La Salle: “nada será capaz de quitaros la paz interior, si es verdadera...” (Med 31,2). Eso es otro fruto importante del “venga a nosotros” hasta que “Dios será todo en todos” (1Co 15,28)

Pues que venga.
Feliz día. Abrazos sostenidos.

H. Rafa

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