Santa Catalina Thomás |
Desde la paz franciscana del Convento italiano de San
Francisco de Maioris (Salerno), en realidad en todo convento franciscano se
suele respirar paz, … contemplando el mismo mar que nos une… pienso en
Mallorca, no lejana, y en mi pueblo de Santa Margalida.
Sí, por segunda vez en mi vida (la primera fue cuando
fui destinado a Guinea Ecuatorial), no puedo participar de una fiesta muy
entrañable para todos los/as “vileros/as”, por supuesto también para mí.
Sin duda, la Historia de la Iglesia nos ofrece
infinidad de modelos de santidad para confrontar nuestra vida y demostrarnos que
es posible vivir y crecer en Dios. Podemos encontrar santos que obran grandes
prodigios, santos con una gran capacidad intelectual, santos con un gran
testimonio de entrega y servicio a los más desamparados y santos como nuestra
querida Catalina Thomas que se distinguen por su sencillez, por su compromiso,
por entender que en la vida no todo tiene precio y que importan los valores,
los principios y las creencias desde la opción en libertad.
Monasterio de Santa Magdalena |
Año tras año, en esta celebración se nos recuerda
parte de la vida de La Beata. La recordamos como hija de nuestra tierra, hija
de nuestro espiritualmente hermanado pueblo de Valldemosa.
La vemos como una chica joven que vive la triste experiencia de la muerte de sus padres ya en su infancia, la imaginamos en Son Gallard recogida por sus tíos y sirviendo a todas las necesidades de la casa y de la personas, conocemos sus luchas, sus tentaciones y las diferentes apariciones que, de una u otra manera, le confortan y ayudan a superar sus dificultades. Conocemos las personas que le ayudaron a crecer, tanto por fuera, como por dentro. Así son significativos nombres como Jaime y Marquesina (sus padres), santa Práxedes, santa catalina mártir, san Antonio Abad, san Bruno, el P. Castañeda, la familia Zaforteza, el monasterio de Santa Magdalena.... y tantas otras personas y lugares que contribuyeron al crecimiento espiritual de nuestra santa. Junto a ella le acompaña siempre una figura constante: el demonio.
La vemos como una chica joven que vive la triste experiencia de la muerte de sus padres ya en su infancia, la imaginamos en Son Gallard recogida por sus tíos y sirviendo a todas las necesidades de la casa y de la personas, conocemos sus luchas, sus tentaciones y las diferentes apariciones que, de una u otra manera, le confortan y ayudan a superar sus dificultades. Conocemos las personas que le ayudaron a crecer, tanto por fuera, como por dentro. Así son significativos nombres como Jaime y Marquesina (sus padres), santa Práxedes, santa catalina mártir, san Antonio Abad, san Bruno, el P. Castañeda, la familia Zaforteza, el monasterio de Santa Magdalena.... y tantas otras personas y lugares que contribuyeron al crecimiento espiritual de nuestra santa. Junto a ella le acompaña siempre una figura constante: el demonio.
Quizás nos tendríamos que aclarar un poco en lo
que la Biblia llama el Diablo o Satanás y los
demonios. Un concepto que ha circulado mucho por Mallorca a
base de S. Antoni y de la Beata. Y es que siempre nos hemos dado cuenta que la vida cristiana es una lucha entre las fuerzas del bien y las
fuerzas del mal o del Maligno. Diablo significa el que divide,
el que nos aparta de Dios, que es el sumo bien, para llevarnos por caminos
falsos, destructivos.
Existen otros espíritus malignos que perturban al ser
humano son los demonios, y Jesús luchó esforzadamente contra ellos
que se manifestaban en forma de enfermedades, de violencias, de fanatismos...
La representación del Diablo ha variado a lo largo de
los siglos. Hoy día quizás nos parezca ridículo representarnos al Diablo en
forma de hombre feo, con rabo, cuernos y “picarols” como los que hoy se pasean
por las calles de nuestro querido pueblo de Santa Margarita, y sin embargo las fuerzas del mal siguen
acosando al hombre y a la mujer de hoy.
Existen muchos enemigos de la libertad y del
amor del ser humano. Lo experimentamos cada día. Cada día hay que luchar (como
lo hizo nuestra Santa de hoy) contra todo eso que nos destruye como personas.
Porque no hay santidad sin lucha, ni lucha sin tentaciones, ni tentaciones sin
demonios. Quizás por eso nuestra artista local Rafel Moreno Brunet marca en rojo el corazón de sus demonios.
Por eso, hoy cuando cantamos la canción de La Beata
podemos cantar con fuerza el deseo de echar en el pozo, como signo de que
queremos superarlas, las tentaciones personales y comunitarias que hoy y
siempre nos ponen en nuestra corazón e inteligencia los demonios.
Las tentaciones del orgullo, de la soberbia, de la
prepotencia, de la falsa apariencia, de la mentira. ¡Todas ellas dentro del
pozo!
Las tentaciones de la injusticia. Y la peor de las
injusticias es permitir a los fuertes aquello que de ninguna manera toleramos a
los débiles. Las tentaciones de la especulación y de la destrucción del medio
ambiente. ¡Todas ellas dentro del pozo!
Las tentaciones de la insolidaridad, de la crítica
destructiva y de la falta de ética personal y de colaboración entre las
instituciones que conducen la vida social. ¡Todas ellas dentro del pozo!
Las tentaciones de la ignorancia, de la falta de
inquietud cultural, de la lectura, de la poca estimación a lo nuestro (lengua,
cultura, historia) de nuestras raíces. ¡Todas ellas dentro del pozo!
Las tentaciones a la vida fácil, a la droga, al
alcohol, a todo tipo de violencia y a todo aquello que nos destruye sin
sentido. ¡Todas ellas dentro del pozo!
Las tentaciones de creernos más que Dios, de ignorar
a Dios, de no necesitar de Dios. La tentación de no orar, de no escuchar la
Palabra de Dios, de no dejarse acompañar para crecer también por dentro. ¡Todas
ellas dentro del pozo!
Lo que verdaderamente hemos de echar en el pozo no es
la santidad, por eso el demonio quería echar a nuestra Beateta, sino precisamente
todo lo contrario, echar lo que destruye, esclaviza, despersonaliza e impide
construir pueblo y persona.
Dios nos llama a todos a la felicidad, quiere de
nosotros personas libres y que seamos capaces de construir desde la
generosidad, desde el amor. Y, en eso constituye precisamente ser cristiano.
Santa Catalina Thomás así lo entendió y, al recordarla hoy, queremos decirnos:
Que es posible ser mejores, que es posible ayudarnos
más, respetarnos más, escucharnos más, querernos más.
Cantar el “que en viva catarina... que es santa
mallorquina” es cantar a la capacidad de lucha, a la voluntad de valorar
quienes somos, lo que hacemos y de ayudarnos mutuamente a superar las
dificultades que encontramos en el camino a nivel personal, familiar, laboral,
político, espiritual y cultural.... con sencillez y compresión.
Santa Margalida quiere a La Beata, forma parte de nuestras raíces. Nuestro pueblo ha demostrado siempre estar a la altura de las circunstancias.
Pero
nuestro pueblo necesita crecer en autoestima ¿no nos pasa que a veces valoramos
más lo que hacen los otros pueblos que lo que hacemos nosotros mismo? Una
tentación a superar.
Somos emprendedores en el fútbol, en la música, esplai,
teatro... tenemos artistas, pintores, políticos, poetas, una comunidad
religiosa (las Hermanas Agustinas del Amparo) fiel y servicial y creo que un
buen equipo de sacerdotes (Rafael y Tomeu)... pero ¿somos capaces de valorarlos
o más bien los potenciamos poco? Una tentación a superar.
Somos un pueblo que
ha crecido mucho en pocos años ¿somos capaces de integrar desde la acogida o
más bienes permitimos o soportamos que los otros, lo de fuera…estén? Una
tentación a superar también.
Desde hace tiempo nuestros políticos viven, por
diversas circunstancias en una cierta crispación y tensión... evidentemente
manifiesta en los medios de comunicación y en las redes sociales ¿no nos iría, bien por parte de todos, un
poco mas de “seny”, de diálogo, de capacidad para ponerse de acuerdo en aquello
que realmente necesita e importa al bien común? Un poco de serenidad, de
recuperar la voluntad de construir desde el servicio a los demás, de sumar en
lugar de restar… en definitiva de ponernos de acuerdo para responder realmente
a las necesidades de los hombres y mujeres de nuestro municipio.
Cantar
hoy “que en viva, que en viva” es manifestar la alegría, sí de estar en
fiestas, de compartir con familiares y amigos, de disfrutar de la música, de
las travesuras de esos “demonios” un poco especiales pero que no dan miedo sus
envestidas, de contemplar la belleza de las carrozas, de las flores, de los
payeses, santos y santas y, por supuesto de nuestras Beatas, todas ellas. Pero también es experimentar la alegría de
las tentaciones superadas; de gozar de ver progresar a nuestro vecinos y
amigos, a nuestro pueblo; de agradecer a todos quienes trabajan por hacer un
pueblo mejor, un Iglesia mejor desde el silencio y la sencillez.
Com Catalina, posem les nostres energies per destriar el millor,
per el que dóna sentit i demanem al Senyor que ens doni forces. “El Senyor
és la meva llum i la meva salvació, a qui tendré por? El Senyor és la meva
fortalesa, qui em farà tremolar?
Que ens ajudi la nostra Santa, què és de tota l’Església però
especialment mallorquina, valldemossina i margalidana, què ens doni el desig
d’estimar amb senzillesa i que, com ella tenguem sempre Déu en el nostre cor.
Que en viva, que en viva.
Abrazos sostenidos y mucha felicidad.
H. Rafa Matas
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