“Un fracasado es un hombre que ha cometido un error y no es capaz de
convertirlo en experiencia” E. Hubbard
Reconocer y aprovechar cuanto nos
enseña la vida, suma de aprendizajes, es todo un reto. Lo reconozco y os invito
a reconocerlo, en la medida que vamos acumulando años… acumulamos también
errores. Nuestros errores no tienen porqué ser en sí mismos fracasos y, bien
gestionados, son fuente de experiencia y aprendizaje. Mal gestionados, un
cúmulo de despropósitos.
Se dice aquello de que el “hombre es el único animal capaz de tropezar
con la misma piedra” y razón no falta. A pesar de muchos de nuestros
errores nos quiten el sueño, los repetimos. A pesar de que bastantes de ellos
nos quitan la tranquilidad, sucumbimos a ellos.
Ocurre también que a veces a
nuestros errores les damos excesiva importancia. Dependerá de nuestra
inteligencia y de nuestras habilidades. Ni todos tienen la misma importancia ni
las mismas consecuencias. Hay que saber armonizar nuestras equivocaciones y
aprender de ellas. No podemos volver atrás porque el pasado es irreversible,
pasado está.
A veces es la pasión la que somete a
nuestra razón y nos hace malas pasadas. Simplemente nos dejamos llevar. Luego
vienen lamentos y lloros… ¿y arrepentimiento? Pues depende, a veces sí a veces
no. A veces viene en forma de reproches pero pocas veces nos paramos a pensar
del porqué lo hicimos, del cómo lo hicimos o a quién perjudicamos… pronto se
nos borra, aparentemente, de la memoria.
Cuando sí aprovechamos de los
errores nos abrimos a la posibilidad del cambio personal, de superarlos y
aprender de ellos. A este respecto John Maxwell afirma que las personas cambiamos
por tres razones:
1. Sufren
tanto que tienen que hacerlo.
2. Aprenden
lo suficiente, que desean hacerlo.
3. Reciben
tanto que están en condiciones de hacerlo.
No podemos “tocar fondo” para
reaccionar y si tocamos, la reacción es más difícil y dolorosa. Hemos de
caminar con espíritu de discernimiento, con esfuerzo y voluntad,
sacrificándonos en nuestro aprendizaje, compartiendo con alguien que nos pueda
orienta, valorar los pequeños progresos… y convertir nuestros fallos en fuente
de sabiduría. Así de simple y así de complicado. Este es mi deseo para ti y
para mí.
Abrazos sostenidos y feliz
aprendizaje de los errores de hoy. ¡Tenemos toda la vida! Aprender de los errores es una formar de "resurrección" ¿O no?
La Tortuga
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