domingo, 5 de abril de 2015

ERRORES Y EXPERIENCIA


“Un fracasado es un hombre que ha cometido un error y no es capaz de convertirlo en experiencia” E. Hubbard


Reconocer y aprovechar cuanto nos enseña la vida, suma de aprendizajes, es todo un reto. Lo reconozco y os invito a reconocerlo, en la medida que vamos acumulando años… acumulamos también errores. Nuestros errores no tienen porqué ser en sí mismos fracasos y, bien gestionados, son fuente de experiencia y aprendizaje. Mal gestionados, un cúmulo de despropósitos.

Se dice aquello de que el “hombre es el único animal capaz de tropezar con la misma piedra” y razón no falta. A pesar de muchos de nuestros errores nos quiten el sueño, los repetimos. A pesar de que bastantes de ellos nos quitan la tranquilidad, sucumbimos a ellos.


Ocurre también que a veces a nuestros errores les damos excesiva importancia. Dependerá de nuestra inteligencia y de nuestras habilidades. Ni todos tienen la misma importancia ni las mismas consecuencias. Hay que saber armonizar nuestras equivocaciones y aprender de ellas. No podemos volver atrás porque el pasado es irreversible, pasado está.

A veces es la pasión la que somete a nuestra razón y nos hace malas pasadas. Simplemente nos dejamos llevar. Luego vienen lamentos y lloros… ¿y arrepentimiento? Pues depende, a veces sí a veces no. A veces viene en forma de reproches pero pocas veces nos paramos a pensar del porqué lo hicimos, del cómo lo hicimos o a quién perjudicamos… pronto se nos borra, aparentemente, de la memoria.


Cuando sí aprovechamos de los errores nos abrimos a la posibilidad del cambio personal, de superarlos y aprender de ellos. A este respecto John Maxwell afirma que las personas cambiamos por tres razones:
               1.    Sufren tanto que tienen que hacerlo.
               2.       Aprenden lo suficiente, que desean hacerlo.
               3.       Reciben tanto que están en condiciones de hacerlo.

No podemos “tocar fondo” para reaccionar y si tocamos, la reacción es más difícil y dolorosa. Hemos de caminar con espíritu de discernimiento, con esfuerzo y voluntad, sacrificándonos en nuestro aprendizaje, compartiendo con alguien que nos pueda orienta, valorar los pequeños progresos… y convertir nuestros fallos en fuente de sabiduría. Así de simple y así de complicado. Este es mi deseo para ti y para mí.

Abrazos sostenidos y feliz aprendizaje de los errores de hoy. ¡Tenemos toda la vida! Aprender de los errores es una formar de "resurrección" ¿O no?

La Tortuga

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