martes, 6 de enero de 2015

¡Ya LLEGAN los REYES!




En La Tortuga esa fiesta pasa inadvertida. ¡Qué habría que regalar! No hay tradición. Y en nuestras tierras, cada vez más, el Papá Nöel este, se nos va comiendo “terreno”. Ya lo sabemos, está al día el intento de eliminar cualquier vestigio de cultura cristiana. Varios amigos me han felicitado por el “solsticio de invierno”… no sé exactamente qué hay que celebrar por la llegada del invierno… como no sea aquí el mucho viento que nos hace. En fin…

Lo cierto es que los niños que celebran los Reyes Magos viven estos días expectantes. Me acuerdo estos días cuando el Grupo de Teatro Hero representábamos el auto de los Reyes Magos en el “Cine Lírico” de “Can Verga”. Eso sí, para motivar más… siempre lo acompañábamos de un sainete. ¡Parlant clar s’entenen! 

También de los muchos años en los que fui page del Rey Baltasar… Cara embadurnada de negro, costaba luego limpiarse bien, cambio de ropa en las Monjas Agustinas y… “cap a Sa Capella” que se convertía en inicio de la cabalgata que, pasando por el Ayuntamiento, finalizaba con la Adoración en la Parroquia. Al día siguiente… Misa y, acto seguido, el momento más esperado… el reparto de juguetes por las casas… a caballo… y esperando una propinilla para una cena posterior, si llegaba.

Reflexionando el texto evangélico, me viene la idea de que el Señor normalmente se encuentra con nosotros, los humanos, por medio de “intermediarios” de “señales”… Es a través de otra persona, de un acontecimiento, de una experiencia fuerte… como Él se nos manifiesta. Para los Magos fue la estrella, para los pastores la voz de los ángeles… para mí, la canción de Ítaca de Lluis Llach… ¿Para ti?

No sé, no sé… parece como si cada vez más estuviéramos incapacitados para “saber leer” “saber ver” en los acontecimientos de nuestra vida la “manifestación” (epifanía) de Dios en nosotros. Quizás sea esta una de las claves de sentirnos un tanto vacíos, de caminar sin rumbo, de no terminar de encontrar sentido a quienes somos o a cuanto hacemos.

Sin duda en la Iglesia hemos de cambiar muchas cosas para que se nos pueda reconocer como portadores de la bondad de Dios. De hecho algo está cambiando, pero hace falta más. Mucho más y con más creatividad. Yo no tengo ninguna duda del compromiso de los cristianos, por tanto también de la Iglesia, en nuestro mundo. Nuestra labor a favor de los más vulnerables no es discutible; podrá ser cuestionada, requerirá cambios de mejora… todo lo que uno quiera, pero estamos mojados y bien mojados con muchos colectivos y muchas personas que, por desgracia, necesitan del otro. En realidad, todos de una manera o de otra somos “vulnerables” y andamos necesitados… porque “no sólo de pan vive el hombre”. Unos más que otros, claro está, porque la “suerte” no está bien repartida.

Si fuéramos capaces de buscar a Dios, reconocerle, preguntarnos que espera o que quiere de mí… sería más fácil el ofrecimiento generoso de los muchos dones que hemos recibido y que, con demasiada frecuencia, nos los guardamos para nosotros mismos o nuestro reducido entorno inmediato. San Juan Bta. De La Salle nos dice: “Reconoced a Jesús debajo de los harapos de los niños a quienes tenéis que instruir, y adoradle en ellos” Med 96,2 ¡Todo un reto!

Como los Magos, debemos tener fe y salir de nuestras comodidades para ponernos en camino,
sabiendo que es Dios mismo quien sale a nuestro encuentro. ¿Realmente buscamos el encuentro con Dios en nuestra vida?¿La grandeza de la Creación nos habla de Dios o nos pasa desapercibida? Si la naturaleza nos habla de Dios: ¿Qué hacemos para cuidarla y protegerla? ¿Buscamos a Dios en las Escrituras y dejamos que su Palabra sea el alimento que nos nutra en nuestro camino de fe?
Unos sí y otros no.

En todo caso… disfrutemos estos días con el rostro feliz de nuestros niños, con la esperanza de quien cree bien merecido un premio y no nos olvidemos especialmente de tantos niños que no podrán experimentar la “magia” de la generosidad.

Abrazos sostenidos y feliz preparación de la fiesta de los Reyes. Queda esta semana.

Isla de La Tortuga

No hay comentarios:

Publicar un comentario