Hemos tenido una larga reunión con las mujeres que lideran nuestros proyectos y con algunos directores de nuestras escuelas. Escuchándoles, observándoles... Lo necesitados que están y hemos de educar la dependencia sino nuestra misión no tiene futuro. Mirándome a mi mismo, me he dado cuenta, bueno es algo que ya hace tiempo lo vengo pensando, lo vulnerables, frágiles y paradójicos que somos los humanos.
Pascal afirmaba que somos, de entre la naturaleza, lo más frágil y, al mismo tiempo, lo más elevado. Y utiliza el símil de una caña: "el hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza; pero una caña que piensa". Escuchaba a las mujeres, sus lamentos, sus dificultades, lo que les cuesta que alguien crea en ellas, en su proyecto... Me venía a la mente la imagen de la caña. Con lamentos no construimos dignidad, bienvenidos como desahogos pero poco más.
Una de las mujeres ha acudido a la reunión con su hijo. No tienes más de un año. No para de pedir... hacerse el gracioso. Siempre pidiendo más... Sino a llorar o hacerse el "inoportuno"... Las que sois madres o padres me entenderéis mejor, seguro.
Fragilidad y dependencia absoluta. Me ha venido la imagen de nuestros perros, Princesa y Boby, ¡cómo resisten y aguantan! Sin embargo nosotros los humanos, desde que nacemos somos pura necesidad. Crecemos siempre con necesidades y me da igual que sean fisiológicas, emocionales o afectivas o las tres a la vez. Creo que en la naturaleza somos los que más tardamos en crecer y ser autónomos, si es que alguna vez lo conseguimos. Jejeje alguna foto pondré hoy sobre esto.
Necesitamos ser reconocidos para adquirir confianza y seguridad. Necesitamos satisfacer nuestros deseos para poder quedarnos con lo que deseamos y rechazar lo que no nos agrada. Y, claro, esto es un drama. Haga lo que haga siempre quiero más, nunca llego a conformarme con lo que tengo y soy. ¿Es malo? Ni malo ni bueno, es absurdo si ello nos lleva a sufrir, a envidiar, a... Leía hace tiempo una frase de George Bernard Shaw que dice "hay dos catástrofes en la existencia, la primera cuando nuestros deseos no son satisfechos y segunda, cuando lo son".
Bueno es que pensemos un poco, reconozcamos nuestra fragilidad y evitemos la doblez que nace del deseo. "Mostraos tal como sois y sed tal como os mostráis" aconsejaba Rumi, el poeta místico musulmán, a los suyos. Cuidar nuestro ego caprichoso es tarea que requiere tiempo y paciencia pero si no nos lo trabajamos, nuestra fragilidad podrá con nosotros y viviremos siempre mártires de alguna causa inútil, que no conduce sino a la insatisfacción constante... Y a sufrir, o lo que es peor, hacer sufrir a quienes están en nuestro entorno, a quienes más debemos y a quienes más deberíamos amar más. Me viene a la mente el Evangelio de ayer. Como Juan el Bautista, a quién algunos consideraban "lo más" afirma sin doblez ser quién es... Y no se atribuye nada que no sea la verdad, ni se apropia de la divinidad, ni se proclama como Mesías... Eso es para Jesús que bautizará.
El mensaje es sencillo y radical: constituye un llamamiento exigente a proceder sin doblez, a ser veraces. Aceptar nuestra verdad es imprescindible para llegar a conocer nuestra identidad más profunda. Hemos de ser capaces de quitar de nosotros lo que no somos y a veces es a lo que más aferrados estamos para descubrir realmente quienes somos. Desde aquí nuestra paradoja, nuestra fragilidad, y nuestra propia vulnerabilidad puede ser trabajada e incluso superada.
Tarea tenemos pues ¿no?
Yo el primero.
Abrazos sostenidos y feliz fragilidad educada.
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