viernes, 12 de diciembre de 2014

LUZ & TESTIMONIO & ALEGRÍA

El Evangelio de hoy nos recuerda: “En medio de vosotros hay uno que vosotros no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias” Jn 1,19-28 

Juan el Bautista, con ello, nos da la clave de porqué él mismo reconocía que no “era la luz” y de confirmar como la luz era Jesús de Nazaret. Sin duda el hecho de que "el mismo Mesías" se dejara bautizar por Juan el Bautista es ya todo un signo.

 

Me pregunto cómo ser luz. La clave también nos la da la liturgia de hoy de la mano del profeta Isaías: 
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos”. Is 61, 1-2ª.10-12

Se trata de que sea capaz de testimoniar con mi compromiso hacia los más vulnerables, sea cual sea su vulnerabilidad. Dios viene a mí, a ti… a la humanidad entera a liberar. Todo cuanto esclaviza no es de Dios, todo quien esclavizo tampoco es de Dios.

Precisamente porque viene a nosotros, normales y corrientes, sin grandes títulos ni pretensiones, sin grandes fortunas… viene para todos no para un “grupo de selectos” y, en la medida que seamos capaces de vivir esa realidad como realidad liberadora y de liberación, viviremos profundamente alegres. Ni más ni menos.

Pues que nadie ni nada nos robe en este Adviento ni la alegría, ni nuestros deseos de reconocerle en los demás, especialmente los más necesitados, también en cada uno de nosotros mismos y, de esa manera, irradiaremos nosotros esa luz capaz de contagiar e todo nuestro alrededor.

Si para esto hemos de “desaprender” hagámoslo… que rectificar siempre ha sido de sabios.
 

Abrazos sostenidos y mucha felicidad nacida del descubrir que Dios viene a liberarnos.


Isla de La Tortuga

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