Finaliza el domingo.
Carlos y un servidor hemos estado solos. Íbamos a cruzar a Port des Paix pero nos han avisado que el mar andaba revuelto. Andy está en México y Bouzi comprando para la quincena. En casa apenas queda algo para comer.
Después de Misa, Carlos se ha quedando hablando con la gente, mientras yo me las ingeniaba para preparar la comida y la cena. El joven Bob nos ha acompañado en la comida después de intervenir en su programa semanal de radio.
Princesa, la perra, anunciaba intrusos... Efectivamente una señora, muy mayor ya, esperaba que alguien saliera. Al verme ha imaginado que no entendería criollo. Imaginaba bien. Pero... Con su mano hacía un gesto circular sobre su estómago. No hace falta saber criollo para entenderlo. ¡Hay hambre!
No podía no dejarme afectar. He entrado a la cocina y de lo poco que teníamos le he dado suficiente para ella y sus dos nietos. Al menos hoy algo se han llevado al estómago. Ya véis, se acerca Navidad pero, pro desgracia, no todos la vivirán igual.
La tarde... ¡Fútbol! Ya comente que todos los partidos de la isla se juegan en nuestro Colegio. El campo lleno. Bien acompañados hemos estado hasta bien entrada la noche.
Después de cenar, Carlos y yo hemos estado un rato compartiendo el silencio de la noche, las estrellas y la luna que se reflejaba sobre el mar de forma impresionante. Hasta qué el silencio se ha interrumpido de golpe con gritos y lloros. Cerca de casa ha fallecido un joven. Tenemos una semana de duelo pues. Los lloros y gritos serán nuestros acompañantes durante estos días.
Termina el domingo. Hora de acostarse. Es la vida.
Abrazos sostenidos y mucha felicidad, espero que con estómagos llenos.
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