Minutos antes de
emprender viaje a la capital, Puerto Príncipe, escribo este nuestro blog de
hoy. Se sabe cuando se sale pero nunca se llegue por esas carreteras haitianas…
Para llegar a Puerto
Príncipe debo primero cruzar el canal que separa la Isla de La Tortuga de
Puerto de Paz y eso es ya de por sí una aventura, a veces incluso tan
tormentosa como las de Ulises. Veo amanecer en el puerto de Cayonne. Allí, a la
espera de alguna de las barcas decida partir una vez que se llene y sea
rentable para el “marinero”.
Amanecer en Puerto Cayonne a la espera de viento... |
Llegado a Puerto de
Paz, me dirijo a nuestro Colegio La Salle del Barrio costero de Fátima. Barrio
junto pero de espaldas al mar donde se vierte todo. Y todo, es todo, sin
excepción. Y donde también se encuentra el “puerto” que se llama de paz pero… a
juzgar por las discusiones, los gritos… que son tan normales como frecuentes y
se le añadimos el caótico tráfico y el desorden urbanístico… más bien es “puerto
de guerra”. Jejeje así que “paciencia y ninguna caña” incluidas las de pescar
porque me pregunto yo quien se atrevería pescar en estas aguas…
Allí tenemos dos
comunidades, el Centro La Salle y el Colegio La Salle-Fátima que tiene todos
los niveles educativos: preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y
formación profesional y es la más cercana al puerto. Allí me dirijo yo.
Me esperan el Provincial, H. Martín Rocha y F.
Bernard Colignon, Hermano francés que lleva ya más de diez años por estas
tierras. Además de ser el ecónomo del sector de Haití, será también nuestro
chófer hasta nuestro destino final: Puerto Príncipe. Con ellos el H. Valen y el resto de la comunidad. Genial acogida.
Lo que ocurra desde este
momento hasta allí sólo Dios sabe. La última vez que F. Bernard lo realizó, un poco
antes de navidad, tardo más 20 horas porque el que se rompa algo del coche es
lo más normal del mundo y entonces…. “paciencia y sin ninguna caña” y menos de
las de beber.
Es cierto que en mi
viaje de ida de Puerto Príncipe a Puerto de paz allá en octubre hicimos el
recorrido sin interrupción en 5 horas. Porque. Fr. Bernard ya es haitiano, pone
la directa y hasta que no llega no frena. Me acuerdo lo asustado que iba, por
no decir otra cosa, al cruzar los pueblos… ni limitación de velocidad ni
leches, como todos… a toda pastilla y los peatones que se quiten de en medio.
El viaje es bonito en
cuanto a paisaje pero más de la mitad del trayecto está sin asfaltar y se
convierte en martirio la cantidad de saltos que uno debe dar dentro de la
camioneta que, para más inri, no tiene ni cinturones de seguridad ¡para qué!...
Hay que cruzar un río, peligroso el momento y bien lo sabe el argentino H.
Carlos que en su primer viaje hace más de cuatro años se quedaron parados en
medio del río y tuvieron que ir a rescatarlos perdiendo todo lo que llevaban,
documentación incluida… jejeje pues “paciencia y sin ninguna caña” ni siquiera
de las de bambú donde uno pudiera agarrarse en un si acaso.
En Puerto Príncipe
tenemos otras dos comunidades el Colegio San Juan Bta. De La Salle en un barrio
polvoriento y muy caluroso que se llama Cazeau, colegio construido
recientemente a raíz del terremoto como una de nuestras respuestas a la
reconstrucción del país y gracias a la ayuda de nuestras ONGs y de toda La
Salle del mundo. Allí se encuentra el H. Antonio López el otro español que lleva
yo no sé cuantos años por Centroamérica, Cuba, Haití… creo que más de 30.
La otra comunidad, el
Escolasticado donde están los Hermanos jóvenes que estudian en la universidad. Esta
está en la mejor zona de Haití en Pietonville pues antes fue Noviciado y se
buscó unas condiciones de vida más tranquila… allí me dirijo yo para acompañar
a los Hermanos Jóvenes durante los próximos días mientras llega el 23 día en el
que vuelo a México DF vía Miami. Mientras el director del Escolasticado
aprovechará para cambiar de aires y hacer una visita a Puerto de Paz y a La
Tortuga. ¿Qué os parece mi plan? Pues allí vamos… y “con paciencia y sin ninguna
caña” siempre que Dios quiera… se desarrollara muy felizmente.
Ya lo escribía CG Jung. Al hablar de la felicidad este pensador siempre de ideas brillantes, profundas y llenas de sentido dice, entre otras cosas, claro está: “Aún una vida feliz no es factible sin una medida de oscuridad, y la palabra felicidad perdería su sentido si no estuviera balanceada con la tristeza. Es mucho mejor tomar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad” Bien cierto ¿O no?
Pues aquí me tenéis,
mochila al hombro casi con lo puesto. Hace tiempo aprendía volar con lo justo.
Además incuestionablemente tendré que comprarme ropa de abrigo porque en Haití,
como comprenderéis, falta ni hacía ni hace… y, la verdad sea dicha, nunca
imaginé tener que ir a México. ¡Y en su invierno! 3º estaban hace dos días. Y
yo con mis sandalias porque ni zapatos tengo… Tendré que espabilar en el aéreo de
Miami que seguro habrá de todo y me esperan 6 horas de escala. Pues eso “paciencia
y sin ninguna caña” aunque en Miami… me resarciré jijiji y alguna caerá y me
ayudará a ser un poquito más feliz de lo que ya soy.
Abrazos sostenidos y
felices incluso en la tristeza y en la oscuridad.
Isla de La Tortuga
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