
Quiero
dedicar este blog de hoy a los NIÑOS y JÓVENES. Sin duda la visita del papa a
Filipinas ha dado mucho de sí. Anécdotas aparte, de todas las intervenciones
del Papa la que más me ha gustado ha sido la dirigida a los jóvenes. Por lo
visto improvisada, hasta cierto punto pues lo que dijo lo llevaba, como María,
bien guardado en su corazón. Es más largo de lo normal pero, de verdad, ¡Vale la pena!
Un canto a la esperanza: “Quiero
transmitiros el amor y las esperanzas que la Iglesia tiene puestas en vosotros”
Bien nos viene recordarlo a los Lasalianos en este año en el que, precisamente,
intentamos educar el valor de la ESPERANZA y en un momento histórico en el que es más necesario que nunca luchar contra toda desesperanza... que abundan motivos y personas.
Un canto al compromiso: “Y quiero
animaros, como cristianos ciudadanos de este país, a que os entreguéis con
pasión y sinceridad a la gran tarea de la renovación de vuestra sociedad y
ayudéis a construir un mundo mejor”.
Falta nos hace. Creo en la juventud y
en su capacidad de entregarse a lso demás. Si no se compromete uno cuando se es
joven ¿cuándo si no? Bueno, ellos tiene toda la vida por delante. Los demás
también hemos de comprometernos pero ya queda menos. jejeje

Absolutamente cierto. No es cuestión de
complementariedad sino de justicia. La mujer, hemos de reconocerlo, nos supera
en muchas cosas y de ellas hemos de aprender y estar dispuestos a aprender y
desaprender para no caer en tópicos y simplicismos.
Un canto a la humildad: “Yo te agradezco
Jun, que hayas expresado tan valientemente tu experiencia. Como dije recién, el
núcleo de tu pregunta casi no tiene respuesta. Solamente cuando somos capaces
de llorar sobre las cosas que vos viviste, podemos entender algo y responder
algo. La gran pregunta para todos: ¿por qué sufren los niños? ¿Por qué
sufren los niños?

Emotivas las experiencias, comprometida pregunta… y
certera la humilde respuesta que “casi no la tiene”. Ni un Papa puede explicar
el sufrimiento al que se ven sometidos millones de niños CADA DÍA. Hace unos
días conocí la existencia en Haití de los “niños domésticos”, niños que las
madres abandonan en manos de otras familias y éstas los utilizan para los trabajos
que sus propios hijos no quieren hacer, en general durísimos trabajos. ¡Niños
esclavos! Pregunté y qué hacemos nosotros por ellos… ¡Todo un reto!

Os invito a que
cada uno se pregunte: '¿Yo aprendí a llorar?' '¿Yo aprendí a llorar cuando veo
un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un
niño abandonado, un niño abusado, un niño usado por una sociedad como esclavo?'
¿O mi llanto es el llanto caprichoso de aquel que llora porque le gustaría
tener algo más? Y esto es lo primero que yo quisiera decirles. Aprendamos a llorar
como ella nos enseñó hoy.
No olvidemos
este testimonio. La gran pregunta, ¿por qué sufren los niños?, la hizo
llorando. Y la gran respuesta que podemos hacer todos nosotros es aprender a
llorar. Jesús, en el Evangelio, lloró. Lloró por el amigo muerto, lloró en
su corazón por esa familia que había perdido a su hija, lloró en su corazón
cuando vio esa pobre madre viuda que llevaba a enterrar a su hijo, se conmovió
y lloró en su corazón cuando vio a la multitud como ovejas sin pastor. ¡Si
vos no aprendés a llorar, no sos un buen cristiano!”
Ser compasivo es compartir la pasión por el otro,
especialmente por el que sufre, por el más vulnerable, por el más pobre de
entre los pobres. Y, si como lasalianos miramos la realidad, es imposible que
no se nos conmueva el corazón y lloremos que también es cosa de hombres.

Me pueden
preguntar, ¿cómo se llega a ser sabio?' Y este es otro desafío, el desafío del
amor. ¿Cuál es la materia más importante que tienen que aprender en la
Universidad? ¿Cuál es la materia más importante que hay que aprender en la
vida? Aprender a amar. Y este es el desafío que la vida te pone a vos hoy:
aprendé a amar. No sólo acumular información, porque hay un momento en que no
sabés qué hacer con ella, es un museo, sino a través del amor que esa
información sea fecunda”.
La verdadera
sabiduría no radica en los títulos, ni en los masters… sino en el corazón.
Educar desde los valores sigue siendo un reto, una necesidad ante la cual la
historia no nos absolverá. A amar se aprende, se aprende si educamos a la persona
íntegramente, no por compartimentos estancos. Si educamos en su interioridad,
en su capacidad de entrega, en su solidaridad con…

Nos comunicamos con todo lo que somos, con todo lo que sentimos,
con todo lo que hacemos. Crecer armoniosamente, asumir la valentía que exige
comunicar lo que sentimos y pensamos, sin hipocresía, sin miedo… conscientes de
nuestras limitaciones pero con verdaderos deseos de caminar, de construir, de
compartir.
Un canto al amor: “El verdadero
amor es amar y dejarme amar. Es más difícil dejarse amar que amar. Por eso es
tan difícil llegar al amor perfecto de Dios. Porque podemos amarlo, pero lo
importante es dejarnos amar por él. El verdadero amor es abrirse a ese amor que
está primero, y que nos provoca una sorpresa…. En el desafío del amor, Dios se
manifiesta con sorpresas”.
Os lo
aseguro. Dios siempre nos sorprende cuando tenemos experiencia de Él. ¿Quién me
iba a decir a mí que mi vida iría a para a tierras tan lejanas? Al mirar ·”con
los ojos de la fe”, “Atribuirlo todo a Dios” y dejarse llenar por su amor… sin duda uno
encuentra muchas sorpresas, te desestructura, te saca del “más de lo mismo” o
de lo de “siempre”, te pone en el camino de necesitar compartir esa experiencia
de amor aún desde la insegurirdad y el miedo.
Un canto a la vocación: “En el Evangelio
que escuchamos recién hay una frase que para mí es la más importante de todas.
Dice el Evangelio que Jesús a ese joven lo miró, y lo amó. Y cuando uno ve el
grupo de compañeros de Rikki, Rikki, uno los quiere mucho, porque hacen cosas
muy buenas. Pero la frase más importante que dice Jesús es: 'Solo te falta una
cosa'”. Sabemos al respuesta: “Ve, vende todo cuanto tienes, ven y sígueme…”
La crisis vocacional es en Europa una de las realidades más duras de la Iglesia
de hoy. Por tanto también para la vida religiosa, para la vida de Hermanos de
La Salle. Demasiadas cosas llenan nuestra vida y nos olvidamos de la
fundamental. Hemos de renovar nuestro compromiso por impulsar una cultura
vocacional más exigente, más comprometida, más valiente.
Un canto a la reciprocidad: “Esto es lo que
nos falta: aprender a mendigar de aquellos a quienes damos. Esto no es
fácil de entender. Aprender a mendigar. Aprender a recibir de la humildad de
los que ayudamos. Aprender a ser evangelizados por los pobres. Las personas a
quienes ayudamos, pobres, enfermos, huérfanos, tienen mucho que darnos. ¿Me
hago mendigo y pido también eso? ¿O soy suficiente y solamente voy a dar? Vos
que vivís dando siempre, y creés que no tenés necesidad de nada, ¿sabés que sos
un pobre tipo? ¿Sabés que tenés mucha pobreza y necesitás que te den? ¿Te dejás
evangelizar por los pobres, por los enfermos, por aquellos que ayudás?”.
¡Vaya sí se aprende! Verdaeramente tenemos la tentación de ir a los demás, a
los más necesitados… con prepotencia, seguridad, a “darles” no sé si siempre es
a “darnos”. Lo digo por propia experiencia. Sin embargo reconozco que ellos me
han dan mucho más, me ayudan a crecer, me ayudar a cambiar a convertirme. Y yo
estoy dispuesto a ello.
Un canto a los pobres: "Amar a los
pobres. Vuestros obispos quieren que miren a los pobres de manera especial este
año. ¿Vos pensás en los pobres? ¿Vos sentís con los pobres? ¿Vos hacés algo por
los pobres? Y ¿vos pedís a los pobres que te den esa sabiduría que tienen?
Esto es lo que hoy quisiera decirles a ustedes. Perdónenme porque no leí casi
nada de lo que tenía preparado, pero hay una frase que me consuela un poquito:
'La realidad es superior a la idea'. Y la realidad que ellos plantearon, la
realidad de ustedes, es superior a todas las ideas que yo había preparado.
Gracias, muchas gracias y recen por mí".
Preciosa invitación. Me ha interrogado fuertemente. ¿Hasta qué punto amo,amamos
a los pobres? Da igual quienes sean ellos, del tipo de pobreza que tengan, me
pregunto hasta qué punto soy capaz de mirar la realidad, con moverme por ella
y, en consecuencia, lanzarme de una vez… tal como lo hizo Juan Bta. De La Salle.
En definitiva: “Aprender a tender
la mano desde la propia miseria. Aprender a amar y aprender a dejarse amar. Hay
un desafío además, que es el desafío por la integridad, el desafío que
concierne al medio ambiente y el desafío de los pobres”.
Desafíos que
comparto y con los cuales sin duda miraré de vivir con más coherencia el resto
de mi vida si es que de ello soy capaz. Nuestra misión está con ellos y para ellos.
Abrazos
sostenidos y felices quienes meditéis este mensaje de Francisco.
Puerto
Príncipe
Muy bien Rafa. Lo hemos leído en Comunidad. A Marga Verger le ha encantado... muchísimo, y lo va a trabajar en casa, porque las tiene que ir puliendo.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo desde Palma de Mallorca
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