¡Bonta historia! y muy REAL.
"Eran amigos y tenían la misma ilusión: llegar a ser artistas, los mejores pintores. Estoy hablando de los alemanes Alberto Durero y Franz Knigstein.
Pero tenían el mismo problema que muchos jóvenes: sus familias no podían permitirse pagarles los estudios en la universidad.
Decidieron que uno de los dos buscaría un empleo para mantener al otro hasta que acabase la carrera. Entonces el segundo podría vender cuadros y pagarle al primero su carrera.
Lo echaron a suertes, y le tocó a Durero marchar a la universidad primero. Knigstein tuvo que buscar trabajo en las minas. Como ya es conocido, Durero era un verdadero genio y su talento fue reconocido enseguida. Pro ti comenzó a ganar mucho dinero y, naturalmente, no se olvidó de su amigo y quiso cumplir su parte del trato. Pero entonces se dio cuenta del sacrificio que Knigstein había hecho y del gran precio que había tenido que pagar para que él pudiera estudiar: la sensibilidad de sus delicados dedos se había embotado por culpa de los años de duro trabajo manual en la mina.
Sin embargo, aunque tuvo que abandonar sus sueños de artista, nunca lamentó su desgracia. Siempre se alegró de los éxitos y triunfos de su amigo. Y dio por buena su frustración a la vista de qué gran pintor había ganado el arte.
Un día Alberto encontró a su amigo arrodillado en oración y se fijó sobre todo en aquellas manos callosas, entrelazadas con devoción. con rapidez delineó el boceto de "Manos que rezan".
Los museos y galerías de arte exhiben muchas obras del famoso Durero, pero su obra maestra sigue siendo, sin duda, Manos que rezan. El cuadro ha sido copiado miles de veces y usado en infinidad de ilustraciones. No sólo su valor artístico merece el aprecio de la gente, sino la historia que narra, una tierna historia de amistad, sacrificio y agradecimiento".
Decimos muchas veces ¿quieres que te eche una mano?
Pero que difícil es. Las manos se prestan cuando en nuestro corazón y en nuestra mente está el deseo de servir, de ayudar a los demás.
¿Tienes experiencia de una verdadera amistad?
¿Habéis compartido sacrificios mutuos?
¿Con quién compartes de verdad?
Ha habido y habrá millones de seres humanos
sobre la superficie de este planeta,
pero ¡sólo hay dos clases de personas!
No son hombre y mujer,
pues todo tenemos una parte masculina
y otra femenina, aunque predomine una.
Ni sin buenos y malos,
santos y pecadores,
pues en todos hay mezclado
mucho de positivo y negativo.
Tampoco se trata de ricos y pobres,
¿Qué es ser rico y qué es ser obre?
Hay muchos pobres muy ricos
y muchos ricos muy pobres.
Tampoco me refiero a alegres o tristes,
pues lágrimas y risas
a todos les toca por igual:
sol y sombra, flor y espinas.
Las dos clases de las que yo hablo son:
la de los que otros levantan,
la de aquéllos que en otros se apoyan.
Encontrarás doquiera que vayas
quien levanta y quien apoya,
pero verás con asombro
que, por uno que alza, eleva
y arrima siempre el hombro,
son más de cientos los otros,
los que se apoyan en los demás
y esperan que alguien los levante y ayude.
¿En qué clase te encuentras tú?
¿Cargas con pesos ajenos
o esperas que te socorran?
La vida es largo camino
que juntos hemos de recorrer;
amigo voy contigo,
amigo conmigo vas.
Ella Wheeler Wilcox
Y es que "la mejor recompensa por servir a los demás es la que encuentras en tu propio corazón"
Personalmente os digo: tengo algunos amigos de VERDAD. ¡GRACIAS!
De momento nada más. O nada menos
Ya sabéis, abrazados sostenidos y mucha felicidad.
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