De ABUSOS

Lo de Granada ya se pasa de castaño a oscuro.

Lo de Zaragoza ya se pasa de castaño a oscuro.

Lo de Mallorca, se pasó a oscurísimo hace mucho tiempo.

...

De Granada, a parte de la ciudad, la comunidad nuestras...y lo que dicen los medios, no conozco más.

De Mallorca "fil per rande". De alguna manera sigo estando ahí, lo siento por las víctimas. Nadie se merece pasar por esta manipulación indigna de cualquier persona. Nadie se merece tener que vivir con una carga de este tipo por la falta de escrúpulos y o dar rienda suelta a pasiones que no únicamente no se desean controlar sino más bien sublimar. Nadie se merece tener que acudir a sesiones interminables de terapias para "resetear" su vida por culpa de individuos que, aprovechándose de su situación, de su influencia, de su poder... se hacen inexpugnables, se les blinda contra la verdad e incluso se les justifica. Y ya me da igual lo que diga la Audiencia Provincial, bueno no me da igual, pero si la Iglesia tardó en convencerse, ya tarda la justicia civil en pronunciarse. En temas de abusos a menos, ¡Máxima prioridad! y las corrupciones que esperan turno, más largo será su calvario. Ya me posiciones en su momento y públicamente sobre el tema.

De Zaragoza, algo conozco al Arzobispo, Manuel Ureña. Y me ha extrañado si su reacción ha sido la que dicen los medios una de dos, o la ha pillado viejo ya o desconcertado. De ninguna manera desprevenido porque ya vivimos juntos, en Ibiza, situaciones incluso muchas más fuertes. Y reaccionó adecuadamente a mi manera de ver las cosas. A parte de ciertas extravagancias, Manolo es un buen tipo. Si no estaba enfermo, creo que algo sí estaba, seguro que está nueva experiencia fácilmente le ha enfermado. 

Lo que sí aplaudo es a la actitud de la Iglesia. Desde Benedicto y con Francisco, el tratamiento a este "sí pecado", ha evolucionado con una rapidez impresionante. La Iglesia de Mallorca se ha mojado y muy eficazmente, pese a quién le pese, y diga lo que diga la justicia civil. Y la actitud del Papa es incuestionable. Tolerancia cero. 

Ciertamente que en la iglesia somos muy vulnerables. Casos de falsas denuncias las hay y las seguirá habiendo. Aprovecharse de ello, por "humano" que pueda ser es también indigno. La presunción de inocencia es siempre un derecho a respetar pero sobretodo la defensa de la inocencia del menor es un deber irrenunciable para quién tiene la última responsabilidad. Dilatar en el tiempo las situaciones no conduce a nada más que a mayor sufrimiento. 

Por desgracia, y de una u otra manera, me ha tocado vivir situaciones duras a este respecto. Cada uno con su sexo sabe lo que hace o lo que no hace. Cada uno sabemos nuestras dificultades, podemos tener nuestros momentos psicoafectivos desbocados o desestructurados, podemos asumir o no las tensiones que la vida nos depara, pero un menor es un menor. ¡Intocable! Y punto. 

Por desgracia puede parecer que eso solo ocurre en la iglesia. Y no. La mayoría de abusos vienen de entornos familiares e incluso educativos... Pero en la Iglesia tenemos el deber coherente de contrastar con la Palabra de Dios y la obligación moral del testimonio público. Lo que cada uno haga en la cama respondemos ante Dios y ante las personas con las que podamos compartir pero nada, nada justifica el delito de un abuso y mucho menso a menores. Y abusos los hay de muchas clases... No sólo sexuales.

Pues eso, celebro que también Francisco se tome el tema con responsabilidad, compromiso, con cercanía paterna que no con actitud "paterna", con eficacia y sin miedo a los "hermanos" Obispos. Como celebro su empeño en normalizar situaciones humanas que ya clamaban al cielo como es el tema de los divorciados, de los homosexuales etc... Aunque sea tímidamente algo está cambiando. Lo celebro.

Y mientras, sólo cabe el apoyo, la cercanía, la escucha, estar al lado de las víctimas. El abusador que se busque la vida y contrate a buenos abogados... Todo menos buenos psicólogos o psiquiatras que es lo que realmente necesitan pero antes de abusar, no después. 

Y nada más o nada menos.

Abrazos sostenidos y feliz día, con afectividad compartida si es posible.