Entre hoy y mañana, y en todo el mundo, la Iglesia inicia la celebración del Año de la Vida Consagrada.
Es decir, un año dedicado a discernir a nivel personal y también institucional sobre hasta qué punto somos "Evangelio" "Profecía" y "Esperanza" para este mundo nuestro tan necesitado de sentido, tan marcado por el desaliento, la fragilidad y el individualismo feroz. Creo yo.
Somos miles los hombres y mujeres que, dejando nuestra familia y nuestro entorno directo, respondiendo a la llamada de Dios, decidimos llevar el abrazo de Dios para todo ser humano. Decirle con nuestra vida que vale la pena vivir, que hay motivos para la esperanza, que la ternura nos hace bien a todos, que amar es posible.
Personalmente me esta interrogando estos días la invitación del Papa Francisco cuando nos dice a todos: "Mira en lo profundo de tu corazón, mira en lo íntimo de ti mismo, y pregúntate: ¿tienes un corazón que desea algo grande o un corazón adormecido por las cosas? ¿Tu corazón ha conservado la inquietud de la búsqueda o lo has dejado sofocar por las cosas que acaban por atrofiarlo? Dios te espera, te busca: ¿qué respondes?..." EG 45
Desde que llegué a la isla de La Tortuga es un cuestionamiento continuo que me hago. Juan de La Salle no dice: "Sondeemos nuestro corazón" en su meditación número 5. En Proverbios 4,23 leemos: "Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón porque de él mana la vida".
¿Qué siente mi corazón? ¿Por quién suspira? ¿Cuáles son sus anhelos? ¿Tiene alguna herida por cicatrizar aún? ¿Late con suficiente fuerza para poder ser compartido? ¿Con quién ? ¿Para quién?
Esas y mil preguntas más. Muchas veces pienso que lo tengo tan lleno de cosas, tan ocupado en sentimientos contrapuestos, ensimismado diría yo... que le cuesta responder con la coherencia que mi opción vocacional exige. O lo que es lo mismo, no sé estar a la altura de las circunstancias, ignoro los "golpes" que da Dios a la puerta de mi corazón porque "he aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y estaré con él y él conmigo" Ap 3,20.
Por eso considero muy positivo este Año.
¿No te ocurre que muchas veces te sientes en la necesidad de cambiar de rumbo? Cuando veo mis incoherencias, siento que necesito no sólo perdonarme o sentirme perdonado, sino sobre todo de reorientar mi vida. Necesito, como dice el profeta Ezequiel, "un corazón nuevo... Y quitare de vosotros el corazón de piedra".
¿Y tu corazón que tal anda? ¿Y tu vida por que senderos transcurre? ¿Eres feliz? ¿No necesitas un poco de tiempo para ti? Yo lo estoy teniendo en mi Ítaca-Tortuga. ¿Y tú?
Año dedicado a la Vida Consagrada, pero seguro que todos podremos aprovechar hermosas intuiciones, e incluso responder a imprevisibles invitaciones, y en todo caso, compartir momentos con alguien que, como Consagrado al Señor, puede estar más cerca de ti. Yo, desde este blog, lo intento y lo seguiré intentando.
Abrazos sostenidos y feliz experiencia positiva con algún o alguna Consagrado/a al Señor Jesús.
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