IN MEMORIAM
No puedo iniciar esta
página de hoy sin un recuerdo emotivo por las nuevas VÍCTIMAS HAITIANAS, suma y
sigue en el sufrimiento de este querido pueblo al que se le niega hasta el
poder disfrutar para olvidar y seguir caminando. 17 fallecidos y más de 70
heridos en nuestra memoria y en nuestra oración. A ellos, a sus familiares, a
sus amigos y a todo el pueblo de Haití nuestro reconocimiento y ánimo.
DESCANSEN EN PAZ
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San Juan Bta. De La Salle nos
habla de la necesidad de “sondear
nuestros corazones” en su meditación nº 5. Preciosa expresión con la que
comienza cualquier deseo serio de conversión. Traigo la palabreja a la luz de
iniciar hoy la CUARESMA, por si algunos no nos habíamos percatado tras tanto
días carnavalescos.
Se me antoja pensar que estas
primas semanas son un buen momento para “entrar en nosotros mismos” o como
afirma el evangelista para “entrar en nuestra habitación” (cfr Mt. 6,5-8) y
sondear lo que transcurre dentro de “nuestro” mundo, el de verdad no el
maquillado por la imagen que, consciente o inconscientemente, proyectamos. Y no
se trata de nuestra habitación física donde dormimos, que no la excluye, sino
en nuestra propia interioridad. Allí donde anida nuestra mediocridad que se
torna con frecuencia en desesperanza, impotencia, miedo, tristeza… en
definitiva, pecado lo llamemos como lo llamemos. Yo digo “falta de amor” o
“incapacidad para amar por falta de…”
¿Y qué hacer en nuestra habitación? Pues eso, sondear nuestro interior. Mirarnos por dentro, descubrir “miserias” que, por otra parte son bien conocidas por el Señor y no se asusta de ellas, escuchar su pregunta: ¿qué quieres que haga por ti? y poderle contestar ¡Cúrame!¡Límpiame! Lo reflexionábamos el pasado domigno ¿o no?
Escucharle requiere silencio y nosotros andamos más bien sobrados de palabras, no siempre significativas, y escasos de “silencio habitado”, ese silencio que es exterior pero que me dispone a reconocer que Él me habla. Ese silencio “que nos da facilidad para estar en la presencia de Él” en palabras de La Salle (CT 14,12,1).
Y sondeándonos en el silencio de nuestra habitación interior, sin atajos ni huidas, experimentemos la lucha imprescindible que tendremos con nosotros mismos. Le podríamos llamar tentaciones o sea, descubriremos que tentaciones nos invaden e impiden crecer en Dios y, por tanto, convertirnos a Él. Son reclamos que nos tienen ocupados el corazón y la vida y. muchas veces, descentrados de lo fundamental. Eso sí, si te ocurre eso “no debe inquietarse por las tentaciones … y abandónese en las manos de Dios” dice La Salle en su Carta nº 101.
Es Miércoles de Ceniza, con
mayúsculas. La mayoría al igual ni lo sabíais. Muchos de vosotros ni siquiera
acudiréis a la iglesia para que se os imponga la tradicional ceniza en la
frente o en la cabeza para recordarnos nuestra necesidad de cambiar siempre
para mejor en el nombre de Jesús si somos creyentes. Si no… al menos ten
presente que hay en ti que pueda ser calificado como “propuesta de mejora” para
fastidiarla menos a ti mismo y a los demás.
Abrazos sostenidos y feliz
intento de conversión.
La Tortuga
La Tortuga
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