conocer, aprender...

Poco a poco voy aclimatándome en lo que para mí todo es nuevo.

Con el H. Carlos Elías (Hermano joven argentino que lleva 4 años en Tortuga) tengo la primera incursión por la isla. Visitamos la escuela de primaria "Notre Dame de Montry". Una hora de coche por la "carretera" principal de la isla. Apenas quedan unos metros de cemento en ella (cuentan que l H. Bruno de Canadá la dejó transitable), de polvo rojo, piedras a las que debemos sortear... poblaciones en día de mercado... y más burros (transporte habitual en la isla), apenas nos hemos cruzado con un coche y alguna moto. En el camino me han llamado "rico", "blanco"... y supongo que más cosas que no he podido entender. Es lógico, ya os dije que soy el único blanco y, por tanto, fácil de identificar.

He visto el esfuerzo que se hace por mantener las escuelas. Nuestros profesores cobran entorno a los 50 euros mensuales con los que difícilmente pueden mantenerse. Un esfuerzo por abastecer el material  escolar básico... y una preocupación constante por la formación de los maestros puesto que la mayoría no tienen estudios superiores, algunos estudian secundaria por las tardes. Observo el esfuerzo de los Hermanos del Distrito y el compromiso de algunas fundaciones y ongs, como Proyde, que el H. Carlos sabe aprovechar y agradecer.

El H. Antonio López (Del Sector de Valladolid y con unos cuantos años ya en Centroamérica y ahora en Haití) he visitado el taller de mujeres que, gracias a Proyde, ha estado formándose para poder crear  algo parecido a una "cooperativa" de alimentación. He probado su mermelada, rica por cierto, y algún que otro producto por ellas elaborado. Han adecuado un espacio de La Salle para montar su pequeña "factoría". Contentos de ver como la ayuda ha multiplicado sus posibilidades.

Finalmente he conocido el "taller-imprenta" que han creado los Hermanos. El H. CArlos y Bob, un joven antiguo alumno, emprendedor y de confianza, llevan el "negocio" adelante. Se trata de una pequeña imprenta, fotocopiadora... (es lo único que existe en la isla) para elaborar pequeños folletos, hacer fotocopias... los clientes van desde el ayuntamiento, la policía, el hospital, los mismos colegios... y usuarios particulares.  Los beneficios sirven para contribuir en el mantenimiento de nuestras escuelas. Al menos es un intento de ser menos dependientes, cosa que ya tiene por sí mucho valor.

He aprendido lo mucho que se puede hacer y lo mucho que se hace con tan pocos recursos. Eso sí, muy bien empleados. He aprendido como la creatividad es fundamental en estos lugares donde abunda la escasez en todo. He aprendido como la ilusión es capaz de hacer superar las dificultades constantes a las que hay que dar respuesta. He aprendido la importancia de nuestras fundaciones y ongs, nunca lo había dudado, pero ahora lo vivo en carne viva. Efectivamente... "Mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas, en muchos lugares pequeños.... cambian el mundo" y tanto que lo cambian! 

¿Algunos aún dudan de lo mucho que se hace desde nuestras fundaciones y ongs? La duda ofende.