¿Otro mundo es posible? La respuesta no es fácil. Toda “otra cosa” siempre es posible pero lo
cierto… es que mientras tanto, estamos en el que estamos. Y, la verdad sea
dicha, estamos en un mundo multicolor en el que la primera imagen es realmente
negativa. Catastrófica dirían algunos.
Ya en el siglo XXI y seguimos con regímenes totalitarios y populismos
amordazadores. Seguimos dependientes hasta la asfixia de una economía
despiadada en manos de unos pocos, porque son unos pocos los que tienen la
mayor parte de “lo mucho”. Se creen los amos pero no lo son, sólo "hacen de amos" pero ya les llegará su hora... ¡siempre llega! Sí o sí. Seguimos enfrentándonos pueblos contra pueblos en
nombre de… falsos dioses, falsos ideales, falsos… ¡Sí falsos! Seguimos
sucumbiendo a nuevas enfermedades que suman clientes a las tumbas a las de siempre
que no acabamos de erradicar. Seguimos permitiendo el hambre y la sed, el
comercio “injusto”, el maltrato, el abuso de todo tipo, la extorsión, el
terrorismo, el fanatismo… Un mundo en el que viven de él gastan la mayor parte
de su tiempo en reuniones de “alto copete” en lugares de “alto copete” con
medios de “alto copete” para no llegar a casi ninguna solución y seguir igual o
peor que antes. Un mundo violento, inseguro e injusto…
¿Es ese nuestro mundo? ¡Sí! Pero hay otro mundo. O el mundo tiene otra
cara tan real como el que termino de describir. Con frecuencia no es noticia
diaria sino extraordinaria pero es real ¡y tanto!
Existe un mundo donde el agua sigue siendo pura y cristalina, donde
los árboles siguen manteniendo su verdor… Y la primavera es primavera y el
verano, verano, y el otoño, otoño y el invierno, invierno. Existe un mundo en
el que las personas son valoradas como tales, donde se practica el respeto y la
tolerancia, se dialoga y escucha, se comparte. Existe un mundo en el que la
solidaridad es efectiva y no sólo de “buenas palabras”, en el que su única
lucha es por la paz, en el que se la pasión o lo que es lo mismo se tiene
“compasión”, en el que se busca y practica la inclusión porque se mira al otro
como “hermano”, en el que la fe suma y “no resta”… Un mundo en el que la vida
es defendida de cualquier agresión “venga de donde venga”, en el que la
naturaleza no se ve sucumbida por el afán de lucro desmedido, en el que el que
más tiene más da y lo da… En el que se puede vivir e incluso sufrir porque hay
donde recostar la cabeza y hombros en el que apoyarla…
¿Eso es verdad? Sí, lo es y lo he visto.
Claro, es bien cierto aquello de que “el mundo está mal repartido”
pero somos nosotros quienes lo repartimos. Es cierto que este otro mundo está
disperso entre el anterior porque cuesta el efecto de contagio. Pero no por
ello es irreal o ilusorio. ¡No! Existe de verdad.
Ciertamente no tenemos poder para cambiar al mundo en abstracto. Pero
si podemos hacer pequeños cambios en nuestro alrededor inmediato. ¿O no? A no ser que desistamos por aquello de que
“nada podemos cambiar”, “Ande yo caliente y…” “Qué bien estamos aquí…” Si somos
capaces de no cerrar los ojos y de aportar nuestro pequeño “granito”, si somos
un poco más generosos y somos capaces de ayudar a alguien en secreto, si somos
compasivos y dedicamos tiempo a escuchar a quien sufre aunque sea sólo un
momento, si no somos vengativos y evitamos devolver mal por mal, si… ¡Pero si lo sabes de sobra! Entonces, contribuimos a aumentar el segundo
mundo… tan real como la vida misma. ¡Pues sí!
Entonces no afirmemos con tanta gratuidad que “otro mundo no es
posible” porque sí lo es. Al menos en ti y en mi y ya somos dos. En todo caso
di “no me da la gana, prefiero seguir en mi comodidad y ceguera”. Lo respeto
pero no es mi mundo.
Abrazos sostenidos y feliz construcción del “otro mundo”
Puerto Príncipe
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