“La adversidad tiene el don de
despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido durmiendo”
Quinto Horacio F
No me cabe ninguna
duda que tener una actitud positiva ante la vida y especialmente ante la
adversidad es todo un arte. Mirar hacia arriba, ver la botella medio llena,
mirar sin gafas oscuras… activar en uno mismo energía positiva procurando que
la inercia o la apatía se adueñe, descubrir lo bello de la vida, tener una
actitud agradecido por lo mucho que recibimos ¡cada día!... Ya Marco Aurelio afirmaba “nuestra vida es lo que nuestros
pensamientos hacen de ella”.
Sí, sé que no es
fácil. Depende mucho de los valores de nuestra propia persona. ¿Valores? Sí,
valores porque “la capacidad de
subordinar los impulsos a los valores es la esencia de la persona proactiva.
Las personas reactivas se ven impulsadas por sentimientos, por circunstancias,
por las condiciones, por el ambiente. Las personas proactivas se mueven por los
valores: valores cuidadosamente meditados, seleccionados e internalizados”
según afirma R. Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente eficaz”.
Muy lejos del
“pseudoprofetismo” de quien constantemente suele afirmar ¡ya te lo dije! ante los aparentes fracasos personales. Desarrollar
la actitud positiva, cuidar las palabras, limpiar pensamientos… nos hace
diferentes y es posible. Todos conocemos, e incluso admiramos, personas que
ante las dificultades, sufrimiento o cualquier tipo de adversidad lo afrontan
hasta con alegría, mantienen una actitud afable y sin victimismo. Más que los
porqués deberíamos pensar en los “para qué”. Todo nos sucede con una finalidad.
Descubrirla, nos sitúa de manera diferente ante la vida.
La vida no es
perfecta, somos vulnerabilidad, también fragilidad… ¿o no? Lo que nos sucede se
vive de forma diferente según la actitud que asumimos. Y esa actitud está muy
relacionada a los valores con los que intentamos vivir. Si es que realmente los
conocemos y reconocemos. Y no digas ni pienses ¡qué fácil es decirlo! ¡Ponte en
marcha!
A cuidarlos pues y a
cuidarnos. La vida es un regalo demasiado precioso para desaprovecharlo
¿verdad? Y como dijo Séneca: “Lo
importante no es lo que sufres, sino cómo lo sufres”.
Abrazos sostenido y
feliz en la adversidad.
La Tortuga
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